Perdí todo, pero gané
mi fe en Dios
Beijing, martes, 28-05-2013. La organización de derechos humanos
ChinaAid, de inspiración cristiana, destacó el pasado 21 de mayo el caso de Li
JF, un juez católico, que pasó 11 años en prisión por pertenecer a la
Iglesia Católica, trabaja de forma clandestina y gratuita asesorando a los débiles y vulnerables. "Li
pudo fácilmente haber hecho una fortuna, quedándose
callado ante la injusticia. En una carta, el juez le hizo un balance de
su dura experiencia: "Perdí todo, ¡pero gané mi fe en Dios!". Efectivamente perdió todo: Su salud, su esposa, no ha visto a su hija
desde que fue apresado, su hermano menor huyó a
Tailandia en 2010 a causa de las amenazas.Se le obligó a
trabajar 14 horas diarias, a las que se sumaban tres horas de "clases de
reeducación", por lo cual recibía apenas 40 dólares mensuales. Sus padres,
ya ancianos, lograban enviarle unos 25 dólares al mes, que él destinaba a la compra de Biblias con las que dirigió estudios para docenas de
prisioneros. Así continué extendiendo las semillas del Evangelio...
La
reciente Jornada Mundial de Oración por la Iglesia Católica en China puso de
relieve la preocupante situación de los católicos en ese país, donde el estado
continúa ejerciendo presiones sobre las autoridades eclesiásticas y
restringe la libertad religiosas de los ciudadanos.